Los enclaves bananeros en Centroamérica



Para el caso específico de Centroamérica, el sistema de enclaves estuvo estrictamente asociado con la producción del banano. Las formas a través de las cuales este cultivo se insertaría dentro de los mercados internacionales, varío según cada país, ya fuese por el momento o por los medios a través de los que se dio su comercialización.  Las primeras plantaciones de este fruto iniciaron en la década de 1860 en Honduras, específicamente en la Isla de Roatán. La cantidad y calidad de la producción impulsó rápidamente su comercialización hacia los Estados Unidos; el éxito de la fruta impulsó a que se ampliara la zona de cultivo hacia las costas continentales hondureñas.

De forma paralela, en el Atlántico guatemalteco se inició la comercialización de banano, proveniente en su mayoría, igual que el hodureño, de cultivos pertenecientes a pequeños y medianos propietarios que entregaban el producto a barcos mercantes estadounidenses que desembarcaban en Nueva Orleans y Mobile.

Este incipeite patrón de relaciones comerciales y productivas del banano en Centroamérica, sería el común denominador en los dos países antes mencionados hasta inicios del siglo XX. Sin embargo, la excepción sería Costa Rica, pues si bien, existían productores independientes de banano  - con alrededor de 777 plantaciones para 1890 - este bien no represetaba un rubro comercial de peso, de manera que fue de la mano del capital extranjero que se impulsó su cultivo y exportación masiva. Para ello, es necesario referirse a la figura de Minor Keith, quien arribó a Costa Rica en el contexto de las reformas liberales impulsadas por Tomás Guardia (1870-1876/ 1877-1882), convocado por su tío, el ingeniero  e inversionista Henry Meiggs quien tenía a su cargo la construcción del ferrocarril y estuvo involucrado además, en la construcción ferroviaria en Chile y Perú (Quesada, 1983, p. 95). Meiggs dejó a cargo de su sobrino las obras de construcción, hasta que un año después la compañía agotó los recursos.

Documental: Sobre bananas y repúblicas (2017)


 

En 1884 durante el gobierno de Próspero Fernández, ante la falta de financiamiento para finalizar la última etapa del proyecto liberal, el Estado negoció con Keith la finalización de la ruta del ferrocarril hasta Limón, acuerdo consolidado en el contrato Soto-Keith. Las condiciones establecidas en este pacto se convirtieron en el modelo a seguir por los otros gobiernos centroamericanos cuyas pautas y condiciones sentaron las bases para la consolidación del sistema de enclaves bananeros en el istmo. Este primer contrato establecía entre otras, las siguientes pautas:

  • Comprometía a Minor Keith a colaborar con el pago de la deuda externa.
  • Finalizar la construcción de 52 millas faltantes del ferrocarril hacia el Atlántico.
  • El Estado costarricense cedió en usufructo 333 mil hectáreas de tierras vírgenes a Keith.
  • Librar de gravámenes durante 20 años las tierras cedidas y su producción (en 1900 un nuevo contrato extendió la exención de impuestos por diez años más).
  • Derecho a emplear tierras en Limón para construir el muelle, almacenes y estaciones del ferrocarril (Posas, 1994, p. 118).
  • Control del servicio del tren por 20 años prorrogables.


El estadounidense había empezado desde el decenio de 1870 la producción de banano en el Caribe costarricense, por lo que aprovechó las tierras otorgadas por el gobierno para ampliar las zonas de cultivo y establecer la Tropical Trading and Transport Company. El capital generado le permitió a su vez continuar invirtiendo en la construcción de ramales ferroviarios que conectaban las fincas de su propiedad con las vías principales, a costa de cobrar al Estado de este país las obras. Así, en 1894 vuelve a firmar otro contrato para conectar el río Matina con el río Banano, obteniendo a cambio el usufructo de 500 hectáreas de tierra por cada kilómetro construido. La consolidación de las plantaciones bananeras y la existencia de una sólida infraestructura permitió que el banano llegara a colocarse como el segundo producto de exportación costarricense y el país a ser el principal productor centroamericano  con 2 962 771 racimos comerciados hacia los Estados Unidos en 1899 (Posas, 1994, p. 117). 

Expansión hacia otros países centroamericanos

En Guatemala la inserción del capital estadounidense vino de la mano con políticas liberales ejecutadas con el objetivo de insertar de manera efectiva la producción local en los grandes mercados internacionales. A pesar de que los medianos y pequeños propietarios comerciaban con barcos que trasladaban el banano hacia Nueva Orleans, en 1901 Manuel Estrada Cabrera en convenio con la UFCO acordó vender la producción de las plantaciones locales a la compañía a cambio de que esta permitiera el traslado de pasajeros y mercancías en sus barcos, hacia los puertos centroamericanos, de Panamá y Estados Unidos.
Posteriormente, en 1904 se estableció un nuevo acuerdo en el que por la construcción del tramo de sesenta y dos millas (100 kilómetros) para conectar Puerto Barrios con Ciudad de Guatemala, se concedían 166 mil acres de tierras a las que se sumaron otros 166 mil acres otorgados en 1906, propiedad  de Guillerno Nanne y Luis Schlessinger, a quienes en 1880 se les otorgaron los terrenos por la construcción del tramo ferroviario entre Ciudad de Guatemala y Escuintla. Con estos convenios, la UFCO tuvo acceso a más de 332 mil acres (134 355 hectáreas) empleados para la siembra de banano, a la vez que se le eximía del pago de impuestos sobre los terrenos y los cultivos por treinta cinco años y le permitía la administración de la vía ferroviaria que conectaba con Puerto Barrios en el Atlántico.

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Fuente: https://educacion.ufm.edu/tag/united-fruit-company-en-centroamerica/

 En Honduras, la dinámica a través de la que se introdujo la UFCO fue relativamente tardía en comparación con Costa Rica y Guatemala, sin embargo, más agresiva. Los primeros contratos para extender vías ferroviarias se establecieron con los Vaccaro Bros and Company en 1906 bajo el mandato de Manuel Bonilla, quien solicitó la construcción de vías hacia el este y el oeste de La Ceiba para lograr acceso a Bahía Obispo. A cambio, el gobierno cedió el uso gratuito de materias primas para llevar a cabo las obras, el uso libre de tierras para construir muelles, bodegas, oficinas y talleres, derecho a levantar y mantener líneas telegráficas y telefónicas, así como 250 hectáreas de tierra por cada kilómetro de ferrocaril concretado. Los derechos concedidos se repitieron con otras compañías de la UFCO en Honduras, la Tela RR Company y la Truxillo RR Company. La diferencia radicó en la cantidad de hectáreas otorgadas, las cuales ascendieron a 500 hectáreas por cada kilómetro constuido.
La rápida expansión de las filiales de la UFCO en Honduras y de la Cuyamel Fruit Company - absorbida por laUFCO en 1929 - hicieron de este país el principal agroexportador de banano a nivel mundial. En 1916 superó las exportaciones de la fruta en Costa Rica,llegando a alcanzar cifras de 29 millones racimos vendidos en 1929, colocándose como el principal productor a nivel mundial.

Plantaciones bananeras en Centroamérica

Fuente: Marios Posas. Plantaciones bananera en Centroamérica (1870-1929). p. 133 

¿Qué esperaban las elites locales de los inversionistas estadounidenses?

En términos generales, los propósitos de los jerarcas estatales estaban dirigidos a atender los intereses de las clases económicas privilegiadas de cada país, pero también, a conciliar dichos intereses con la "necesidad" de introducirse en los mercados internacionales a través de la venta de bienes rentables al erario estatal. Recordemos que dichas medidas respondían al modelo de las reformas liberales (Pérez Brignoli indica: "Las reformas liberales crearon repúblicas oligárquicas"[2018, p. 144]).

En primera instancia, predominaba un ideal en torno al progreso económico que se traducía en la construcción de infraestructura y la adquisición de tecnología en transportes que facilitara la movilización de personas y mercancías desde el interior hacia las costas. Segundo, en países como Costa Rica y Guatemala, el ferrocarril era un imperativo de las oligárquías cafetaleras ante la urgencia de establecer rutas rápidas y puertos para la exporatación del café. Tercero, el Estado veía en los enclaves y en el ferrocarril los medios idóneos para estimular el establecimiento de poblaciones en tierras otrora vacías y sin explotar debido al difícil acceso y condiciones climáticas. Es decir, las zonas de plantación eran zonas de colonización agrícola que ampliaban los espacios de ocupación humana. Cuarto, esperaban que con la infraestructura ferroviaria, se dinamizaran o se ampliaran los núcleos comerciales en localidades aledañas a las vías de los trenes. Estas zonas eran el primer paso hacia la configuración de entidades administrativas gubernamentales, a través de las que era posible ampliar el territorio controlado por el Estado.
Quinto, se esperaba que el comercio del banano beneficiara a los pequeños y medianos productores, integrándolos dentro de las relaciones comerciales extranjeras. Eso no fue del todo posible, pues la UFCO estableció el monopolio de la exportación del fruto así como contratos con los dueños de las plantaciones locales en los que la Compañía establecía la cantidad de años en que los acuerdos eran válidos, así como las condiciones del fruto, desde su cultivo a la cosecha. Este método de comercio colocó a la empresa extranjera en una posición de ventaja, pues podían decidir arbitrariamente cuánto, a quién y a qué precio pagar el banano, según criterios técnicos o incluso personales. Así, los productores locales al ver mermados sus ingresos, frecuentemente se veían obligados a vender sus propiedades a la UFCO o subsidiarias. Dichos sucesos acontecieron tanto en regiones ístmicas como en Colombia, por ejemplo, con un amplio territorio ocupado por "el pulpo".

Los trabajadores del enclave.

Para fortalecer este tema, recomiendo leer el capítulo V del libro de Phillipe Bougois:

https://drive.google.com/open?id=1mcKB4itEFOxRue_mpaURRwHhPrEXJYl2


Como se observa en el mapa anterior, las plantaciones bananeras se ubicaron principalmente en las costas del Caribe centroamericano. Esto obedeció a las condiciones climáticas y topográficas de la región, con un clima húmedo y caliente y tierras fértiles fluviales. Estas características la hacían óptima para el cultivo del banano el cual requiere de grandes cantidades de agua para su debido crecimiento.

No obstante, lo que se percibía como una cualidad positiva para el cultivo del fruto, era una desvantaja para el poblamiento pues estas zonas eran predominantemente pantanosas y con una gran afluencia de mosquitos, serpientes y un bosque denso. Para los primeros trabajos dirigidos a condicionar los suelos para la siembra y el poblamiento, la UFCO solicitó a los gobiernos centroamericanos permisos para "importar" mano de obra extranjera, a razón de que los "blancos" y mestizos del interior se negaron a trabajar en estas faenas.

Para ello, las compañías bananeras movilizaron hacia Costa Rica desde la década de 1870 mano de obra africana proveniente de las islas caribeñas de Jamaica, Martinica y Guadalupe, dedicadas principalmente a la producción de azúcar. Las continuas crisis económicas experimentadas en esas tierras, ocasionadas por las oscilaciones en los precios de la caña obligaron a miles de campesinos y jornaleros a enlistarse con las compañías estadounidenses para migrar hacia el istmo en busca de mejores oportunidades.

La organización social de las plantaciones se estableció a partir de un sistema contradictorio de segregación racial y de diferenciación intraracial. En la cúpula estaban los estadounidenses, quienes estaban a cargo de los puestos administrativos - directores, contables, oficinistas, entre otros - y vivían además, en las áreas mejor equipadas y diseñadas de las plantaciones. Los trabajadores, integrados en su mayoría por afroantillanos de habla inglesa y francesa, ocupaban la amplia base obrera. No obstante, esta base no era homogénea, pues los jamaiquinos tenían patrones culturales y un nivel educativo a través del que posicionaban un escalón por encima en relación con aquellos provenientes de Barbados o Martinica, quienes eran analfabetas en su mayoría.

Los jamaiquinos lograron con el pasar del tiempo ascender - dentro de las limitadas posibilidades de movilidad social - económicamente dentro de las estrcuturas de los enclaves debido varios factores:
El idioma, la experiencia y el nivel educativo. Al respecto, Bourgois explica ampliamente las variables que intervinieron en dicho proceso.

Como señala Bougois (1994, p. 102) hasta la década de los veinte del siglo XX la mayor parte de la mano de obra era negra, hasta que las crisis cafetalera acontecida en ese decenio empujó a trabajdores mestizos empobrecidos del Valle Central hacis las plantaciones de banano. La inserción de estos grupos raciales, produjo una nueva dimensión organizativa dentro de la pirámide social en donde casualmente, los "latinos" quedaron por debajo de los negros jamaiquinos quienes ya a inicios del siglo XX eran pequeños propietarios de tierra y podían aspirar a puestos como time keepers, oficinistas o capataces. Lo anterior implicaba que los obreros latinos debían ocupar los puestos ,ás pesados como muelleros, concheros, podadores y limpiadores del terreno.

Las amplias brechas existentes entre los diversos grupos afroantillanos, blancos y mestizos eran asentuadas por los patrones residenciales y el poder concedido a quienes ocupaban puestos de control administrativo. Dichas divergencias no eran producto de la casualidad, sino que fueron estimuladas deliberadamente por los encargados gringos de las plantaciones quienes detectaron el potencial del racismo como herramienta para evitar la organización efectiva y duradera de los trabajadores para las luchas por sus derechos.

Características del enclave
En términos reales, los beneficios percibidos por los países que se endeudaron con las compañías bananeras estadounidenses, fueron mínimos y es jsutamente en la dinámica de relaciones que establecía este tipo de inversiones, lo que define al sistema de enclaves. Por ende, esta estrategia comercial neocolonizadora se define por una serie de aspectos básicos que la convirtieron en una efectiva forma de intervención imperial en la región Centroamericana:
  • Grandes cantidades de inversión monetaria y traslado de tecnología de Estados Unidos hacia las tierras explotadas.
  • Desarrollo de infraestructura - telégrafos, vías férreas, caminos, servicios básicos, telefonía - totalmente financiada por las compañías baneneras. Si la compañía se movilizaba hacia otra región, se llevaba consigo la infraestructura que no estuviese bajo concesión del Estado.
  • Lo anterior implicaba establecer "un sitio limitado de progreso material y económico" que no benefiaba a los estados nacionales ni a los empleados de las plantaciones.
  • Ubicación geográfica estratégica: En Centroamérica y Suramérica, las plantaciones bananeras se ubicaban lejos de la capital. El propósito era mantenerse alejados de los centros de poder locales para evitar la intervención directa en las lógicas comerciales y relaciones laborales. 
  • Fijación arbitraria de impuestos de exportación: los gobiernos pocas veces establecían el impuesto a cobrar por cada racimo importado. Habitualmente, la UFCO implementaba estratagemas para boicotear los intentos para subir los impuestos que debía pagar cada racimo de banano.
  • Sistema cerrado con una lógica  social, administrativa y comercial interna: al atraer mano de obra de diferentes etnias, principalmente africanos antillanos y mestizos del interior (caso de Costa Rica, Honduras y Guatemala), las compañías promovieron la existencia de jerarquías sociales próximas a las castas, predominando el racismo y el segregacionismo
  • Bajo el principio "divide y vencerás", establecieron zonas diferenciadas en las plantaciones para los jerarcas (blancos norteamericanos, posteriormente, negros capataces) y los trabajadores segmentados según etnia. Eran habituales las rencillas entre mestizos y negros, divididos por la procedencia, el lenguaje y la cultura.
  •  Así mismo, en términos de abastecimiento, las compañías controlaban la compra y venta de los bienes de consumo básico a través de los comisariatos y el sistema de boletas, las cuales sustituían el pago en efectivo a sus empleados.
  • Llegaron a constituirse en estados dentro del Estado: tenían sus propias normas para el comercio, un sistema social basado en la raza antes que en las clases sociales. Sin lugar a dudas, su característica más importante, fue el nivel de control que tenían sobre los Estados centroamericanos, logrando movilizar fuerzas militares o policiacas para detener los movimientos obreros.
  • El establecimiento de alianzas con los grupos de poder: las élites oligárquicas costarricenses, guatemaltecas y hondureñas llegaron a establecer importantes vínculos con las compañías extranjeras. A modo de ejemplo, Minor Keith contrajo nupcias en Costa Rica con Cristina Castro Fernández, hija del expresidente  José María Castro Madriz (1847-1853/1866-1868). 
  • También, en Honduras el magnate Samuel Zemurray estableció la Cuyamel United Company     en   1911. La creación de la compañía ocurrió a través de una serie de alianzas políticas: en 1907 el mandatario Manuel Bonilla fue depuesto del poder por un golpe de Estado. Tres años más tarde Bonilla articuló bajo el financiamiento de Zemurray una guerra civil para recuperar la presidencia, lo que logró en 1910. Obtuvo dinero, un barco, armas y mercenarios norteamericanos y a cambio otorgó a su benefactor estadounidense conseciones sobre miles de hectáreas de tierra a las orillas del río Cuyamel. Este acuerdo consolidó un poderoso enlace entre el partido conservador y derechista con las fuerzas del capital estadounidense.
  • En Costa Rica, el presidente electo Alfredo Conzález Flores enfrentó el golpe de Estado asestado por Federico Tinoco, militar y oligarca que representaba los intereses de los grupos cafetaleros locales. Las políticas tributarias de Flores, dirigidas a gravar impuestos sobre la propiedad y la renta afectaban a la clase económica más poderosa del país así como a las compañías bananeras. Según Posas (1994, p. 158) el Departamento de Estado de EUA señalaba a la UFCO como la principal impulsora del proyecto golpista. Efectivamente, Keith financió a Tinoco no solo para dar el golpe de Estado, sino para mantenerse en el poder.
Referencias extra:

Sobre la Masacre Bananera de 1928 en Colombia:
http://www.scielo.org.ar/pdf/andes/v22n1/v22n1a04.pdf

Sobre la historia de las plantaciones bananeras en Centroamérica:
https://drive.google.com/open?id=1iwn4x4VD-1dbqAhYwmhros20aYSNFgf1

Ansaldi, Waldo y Giordano, Verónica. Historia de América Latina. Pp. 642-662

Una lectura desde las artes a los enclaves bananeros en el siglo XX:
Pérez Brignoli, Héctor. (2018).  Historia global de América Latina.  Pp. 450-475

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